El incidente impulsa recomendaciones para mejorar gestión ante temperaturas extremas
La explosión ocurrida en agosto de 2024 a bordo del portacontenedores “YM Mobility”, en el puerto chino de Ningbo-Zhoushan, generó una serie de recomendaciones técnicas para prevenir incidentes similares relacionados con mercancías peligrosas sensibles a la temperatura.
Según un informe publicado por la Administración de Seguridad Marítima de la República Popular China (MSA), el incidente fue causado por una reacción térmica del Tert-Butil Peroxi Benzoato (TBPB), una sustancia clasificada como mercancía peligrosa clase 5.2. La carga, aunque almacenada en un contenedor refrigerado, no contaba con alimentación eléctrica durante el viaje ni durante su almacenamiento previo, a pesar de las altas temperaturas exteriores que alcanzaron los 40°C.
El contenedor permaneció más de 15 días al aire libre antes de embarcar, lo que generó acumulación de calor y desencadenó una descomposición química que culminó en una explosión. La investigación concluyó que los actores compartieron la responsabilidad del suceso, al no implementar medidas de control térmico ni prever un plan de contingencia.
A partir del análisis del caso, las autoridades y expertos del sector han formulado varias recomendaciones clave, según apuntó Shipping and Freight Resource:
- Evaluación del riesgo térmico: Aunque algunas sustancias no requieren control de temperatura según el Código Marítimo Internacional de Mercancías Peligrosas (IMDG), su comportamiento químico conocido puede justificar medidas adicionales en contextos operativos extremos.
- Uso adecuado de contenedores frigoríficos: Se desaconseja utilizar contenedores refrigerados como contenedores comunes para cargas químicamente activas si no se garantiza una refrigeración continua. El aislamiento térmico puede convertirse en un factor de riesgo cuando el contenedor está desconectado.
- Colaboración entre actores: Se recomienda que las partes realicen una evaluación conjunta que considere las propiedades del producto, el clima, el tiempo de tránsito y la posibilidad de monitoreo en tiempo real.
- Inversión en tecnología predictiva: Se sugiere el uso de sistemas de reserva automatizados con inteligencia artificial que detecten riesgos basados en los datos de la carga, más allá del simple cumplimiento normativo.
- Control del tiempo de exposición previo al embarque: Es crucial tener en cuenta cuánto tiempo ha permanecido una carga al aire libre antes de su movilización, especialmente durante olas de calor, para incorporarlo al análisis de riesgo.
El caso del “YM Mobility” resalta la necesidad de revisar los protocolos actuales. Aunque se cumplieron las regulaciones formales, el incidente evidenció que el cumplimiento por sí solo no garantiza la seguridad operativa. Casos anteriores, como el del “MSC Flaminia” en 2012, demuestran que este tipo de eventos pueden repetirse si no se aplican aprendizajes de forma estructural.
Fuente: Mundo Marítimo